¿Por quién votar? Un mapa
El proceso electoral que se abre
estos días puede traer aparejado un cambio profundo de la correlación de
fuerzas políticas en el Archipiélago. Tras la aprobación del estatuto de
autonomía en 1983, y la consolidación del nuevo Estado en la transición, el equilibrio de poder ha permanecido
prácticamente igual desde entonces hasta ahora, aunque por medio algunos
partidos cambiasen sus denominaciones originarias.
La crisis económica abierta en
2008 y la subsiguiente secuelas abrió brechas importantes en el modelo
consensuado en 1978. Una nueva ciudadanía emergente, que entonces no había
nacido o no había tenido edad para votar, quiere hoy reclamar un protagonismo
histórico que el consenso hizo imposible.
En Canaria la anticipación de la
crisis de modelo se dio desde principio de década del 2000. Aunque aún no había
crisis económica ya se percibía la imposibilidad de continuar con un modelo que
se denominó desarrollista, y que para entonces daba muestras de agotamiento. De
ello surgió un notable y significado movimiento ecologista-conservacionista,
particularmente en Tenerife, que a la postre dio el salto a la política bajo la
denominación de Sí se puede. En los primeros años de existencia tal fuerza, que
nacía con un arraigo en el territorio muy potente y, que en consecuencia,
hablaba en términos muy canaristas, sentó las bases en determinados municipios
para construir un movimiento democrático, asambleario, ecologista, con voluntad
de impugnación del modelo económico, social, ambiental y político hasta entonces
vigente en la Isla. Del arraigo de esta alternativa da buena por cuenta el
crecimiento exponencial en muchos municipios insulares, y su crecimiento
incesante de militancia, organización y capacidades.
Hoy Sí se puede se encuentra
ofertando alternativa política en un buen puñado de municipios (el principal de
todos es Santa Cruz), y es preciso respaldar con el voto de los sectores más
conscientes y populares este esfuerzo de construcción de un movimiento
asambleario y netamente canario. En algunos municipios, varios de ellos muy
importantes, como La Laguna o el Puerto de la Cruz, Sí se puede forma parte de los procesos de
unidad popular con otros sectores tradicionalmente combativos de la Isla. A
ellos es preciso respaldarlos para fortalecer la alternativa democrática.
En el plano cabildo y parlamento,
la alternativa que se consolida con la participación de sectores populares
procedentes de diversas tradiciones, se concreta hoy en la fórmula Podemos.
Esta organización, emanada como efecto de la crisis económica y en parte del
movimiento 15M, ha logrado reactivar un proceso de politización general en el
conjunto del Estado, que abre nuevas perspectivas estratégicas de cambio. La
primera apuesta que esta nueva fórmula llevó a cabo en el ámbito de las autonomías
fue en las elecciones andaluzas recientemente celebradas. Su irrupción en
aquella nacionalidad, con un 15% del apoyo electoral da esperanzas de cambio en
otras nacionalidades como, por ejemplo, la nuestra. Por eso, en este breve
mapa, en Cabildo y Parlamento, Podemos cierra el círculo de las alternativas
electorales con voluntad de cambio y potencia para iniciarlo.
El torbellino de propuestas
político electorales, siempre propio de los periodos en que se celebran
elecciones, da muestras de cierta vitalidad del cuerpo social, aunque no deje
de ser algo engañoso. La politización espontánea es un dato a tener en cuenta,
pero sin olvidar también el factor oportunismo, o el del tradicional tonto
útil. La política siempre alberga estas tensiones, y sólo el cuerpo electoral
coloca a cada grupo en su verdadera dimensión. Cuando pasen las autonómicas
habrá que ponerse manos a la obra para preparar las generales de noviembre. Son
estas elecciones el escenario mayor, y para el que Podemos se formó. Un cambio
en la correlación de fuerzas en el nivel autonómico, no se aprovecharía
convenientemente, si tal cambio no se produje también en la arena estatal.
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